Teatro Auditorio de la Villa de Calamocha
Discurso de aceptación del Premio al Batallador
Local en su XXV Edición
Otorgado por la Peña La Unión
A
Don JESÚS MANUEL LECHÓN MELÉNDEZ
Primer Cronista Oficial de la Villa de Calamocha
Sábado 7 de junio de 2025
TRACATRÁ
Saludo
Presidenta de la Peña. Alcalde de Calamocha. ( ) . Presidente de la Comarca.
Autoridades.
Galardonados: Enhorabuena y felicidades. Un
placer estar junto a vosotros.
Jurados. Directivos de la Unión. Familia y amigos,
calamochinos todos.
A mi suegra y mi madre, gracias por venir.
Inicio
El 14 de julio de 1995 el jurado de las oposiciones a profesor de
historia de secundaria me otorgo un diez. En medio de dicha felicidad uno se
veía tarde o temprano ejerciendo y pasando el resto de sus días en Calamocha.
Pero el esfuerzo. A pesar del constante empeño
en decirnos lo contario, no siempre tiene su recompensa, o no la esperada.
Muchos de vosotros; hoy jóvenes, estaréis en
estos momentos, batallando una u otra oposición, y bien sabréis que raro será
no encontraros con alguien que sepa más que vosotros.
A mí me paso no una si no muchas veces, y aun me
sucede ahora cuando veo la lista de premiados y por premiar: Unos y otros, con
más méritos que yo.
Esta noche será una de esas fechas que no podré
olvidar y lo será por todo lo contario a aquel lejano mes de julio. Por la
inmensa alegría que supone alcanzar un premio: El mayor de todos, el de más
prestigio para un calamochino, sin esperarlo, ni aun soñarlo. Gracias.
Y si alguna vez soñé con alcanzarlo siempre creí
que sería al final de mis días y en premio a mi labor.
Cuando ya la jubilación nos permita volver a la Villa
entre el primer y el último hielo para dar fe de cuanto cambio la vida entre
aquel lejano 1968 en el que vine al mundo: Aquí mismo en Calamocha en la calle de
las Escuelas y aquel día en el que, muy a mi pesar, me lleven hacia la
carretera de Navarrete no para ir de fiesta ni festejar sino para dejarme en la
Cañadilla, en el cementerio, allí donde descansan los mejores calamochinos.
De aquel cada vez más lejano 1968 constatar que el
mundo occidental se equivocó al
tomar como referencia a seguir el célebre Mayo Francés cuando pudo fijarse y
seguir el Espíritu de Agosto que vio nacer a La Unión. Con cuyos valores sin
duda el mundo de hoy sería muchísimo mejor.
Instante en el que la juventud de un pueblo se
unió. Su nombre no engaña. Sin renegar de sus mayores, muy al contrario,
siempre fueron y son una de sus grandes atenciones.
Unidos con la fiesta como bandera, la cual en
realidad solo enarbolan unos pocos días al año. Y como escudo el sentir mismo
de todo lo calamochino: Nuestro Puente Romano.
Del resto de los días, hacen de la cultura en
todas sus vertientes, el deporte y la naturaleza, su camino por el cual guían a
todo un pueblo. Senda que las generaciones venideras sueñan desde la niñez con
seguirla, y hacerse socio la Mágica Noche de Reyes, al entrar en quintas,
cumplidos los 18 años en medio del fuego purificador.
Felicidades por esos 1.000 socios. Cantera
inagotable, formada para regir la villa en el futuro. Animaros desde ya a
ocupar estos primeros asientos. Y del mismo modo, este Cronista confía en que su
heredero se encuentre entre esas 1.000 almas.
El primer Batallador Local fue otorgado en 1985
a don Ricardo Mallén. Han
pasado cuarenta años y esta noche será el Cronista de la Villa, en mi persona,
quien lo reciba en su edición número XXV Ver la lista de premiados te hace
sentir el peso de la enorme responsabilidad que adquiero. Es un premio, pero
también será un compromiso.
Aquel batallador maestro que tanto sufrió
en vida dejo escrito a mediados del siglo pasado:
Los jóvenes no siempre suelen tener en cuenta los beneficios que deben a las
generaciones anteriores, al amparo de la despreocupación propia por los temas
serios.
A buen seguro hoy diría, “me equivoque”,
y que al menos los jóvenes de Calamocha, los jóvenes de la Unión no entran en
dicha generalización.
En el año 2007 el premio local fue otorgado a
Mosén Alejandro, presente hoy entre nosotros, Batallador en múltiples frentes, Hijo
Adoptivo de la Villa, Caballero Legionario, persona sin igual, querida y
admirada quien en una de esas conversaciones años atrás, me auguro un gran
futuro, prueba de ello es esta noche:
A ti te pasa lo que, a mí. Como me dijo el
Obispo: en esta vida todos somos iguales, todos caminamos con un carretillo
entre las manos. La diferencia es que la mayoría lleva el carretillo boca
abajo, lo cual les permite correr de un lado a otro. Y otros, los menos, van o vamos con el
carretillo boca arriba igualmente de un lado a otro, y cogemos un poco de aquí y
otro de allí, y cargamos y nos cargan porque no sabemos decir que no y lo vamos
llenando, aun siendo evidente que no podemos con su peso. Pero un buen día, te
paran y te dan las gracias…”
No quisiera despedirme sin antes no hacer un
llamamiento, en realidad, dos:
El primero, aprovechando la presencia de
personalidades que trascienden el ámbito de lo local y la repercusión misma de
los premios:
A la necesidad de nombrar Cronistas: Testigos de
un lugar y de un tiempo. Por parte de los ayuntamientos de la comarca,
provincia y Aragón, y poder así mitigar la soledad que nos rodea y la temeridad
que supone fiar nuestra historia a los centros de datos que nos llueven desde
lejanos, fríos y extraños cielos.
Batallar desde ya, a la Inteligencia Artificial
que nos asedia
Fiar a las personas como guardianes de la
memoria, a los dicheros olvidados, a los archivos tradicionales, a las cálidas
tardadas de invierno en las bibliotecas, en suma:
Al papel escrito, evitando (entre comillas) “perder
nuestra historia, canciones y caminos en duro batallar” En una palabra y con
mayúsculas lo que “SOMOS”, citando al Batallador Regional de 1993, que tenía en
este premio a uno de sus favoritos siempre visible en su despacho: Don José
Antonio Labordeta
La segunda parte del llamamiento seria
consecuencia de la primera: Necesitamos con urgencia volver a leer en papel,
comenzando por nuestra historia más cercana.
Ese mismo año de 1993, el Batallador Comarcal
fue otorgado al Centro de Estudios del Jiloca. Nacido en 1987, tenía en
aquel momento un futuro esperanzador. No hubo ni una sola casa en Calamocha ni en
toda la Comarca Jilocana sin un socio. Desaparecida aquella
maravillosa generación que no dejaba de preguntarse como habían llegado hasta allí
y hacia donde caminaban.
Desaparecida por causas propias de la edad, hoy más
que nunca desde el Centro de Estudios del Jiloca necesitamos de vuestro
apoyo, de socios jóvenes; Por cuatro cubatas mal contados, por una ronda, por
cuarenta euros, que además se pueden desgravar, os llegaran un montón de
publicaciones, y en nada querréis pasar de lectores a escritores.
Y perdón por la osadía que he venido a cometer esta preciosa noche, en medio del
agradecimiento, al pedir que os hagáis socios de la Peña del CEJ cuando yo
nunca lo fui de la Unión.
Sin embargo, tengo una excusa; Todo el mundo
tiene una excusa para todo y yo no voy a ser la excepción, además es la mejor
de las posibles: La culpa fue del Ayuntamiento. No de este obviamente sino de
aquel que trajo aquellas maravillosas fiestas a la plaza de la iglesia entre
los 80 y los 90
La mayoría de los mil socios ni lo recordarán, ni
serán conscientes de lo mal que lo pasó la Peña en aquellos años. A punto
estuvo de desaparecer: Aquellos presidentes, aquellas directivas y aquellos
pocos fieles peleones que resistieron, fueron los verdaderos
batalladores, sin ellos hoy no estaríamos aquí.
Así que en aquellos años de mi primera y única
juventud nunca llegué a ser socio, pero no puedo negar haber disfrutado allí de
muchísimos 14 de agosto de muchísimas verbenas, de la noche de quintos, de
muchas nocheviejas, y de tantas y tantas cosas en aquellos tiempos más
sencillos donde la cara y la familia eran tu aval a la hora de entrar.
Gracias, muchísimas gracias desde lo más
profundo de mí ya viejo corazón,
por esta noche de felicidad plena en la que recojo el Batallador.
Quedo, no solo agradecido si no con un claro
sentimiento de estar en deuda con todos vosotros, con la Peña La Unión.
Quedo desde ya mismo a vuestra disposición, para
que cualquier cosa que en el esperanzador futuro que como jóvenes os aguarda
pudrierais necesitar de la figura del Cronista de la Villa, no dudéis en
pedirlo, siempre estaré ahí, en el carretillo aún queda espacio.
Tendremos por tiempo de aquí a la eternidad,
pues si un aragonés no se rinde hasta una vez muerto uno de Calamocha ni aun
después deja de batallar.
Muchísimas gracias
A por mil socios más, y que nunca nos falte en
la Villa la Unión que os da nombre
¡Vivamos todos y Viva La Unión!